divendres, 24 de febrer del 2017

Septem XI


No puedo creerlo. No, no, no, no, no. No. Tiene que ser una maldita pesadilla. Una broma de mal gusto. Esto no puede estar pasando. No puede estar pasándome a mi. No ahora, no tan pronto. Y ya puestos ni siquiera debería pasar. No sé qué hacer, ahora mismo lo único que me apetece es cerrar los ojos y que, al despertar todo esto haya sido tan solo un mal sueño. O escapar. Irme corriendo hacia mi refugio en la playa, a pesar de que la marea esté alta. Maldita sea. Solo quiero desaparecer de aquí. Papá y mamá no dejan de llamarme, de decirme que salga de mi habitación, que debemos hablarlo, que no tengo porqué ponerme así. Pero si tengo porque ponerme así. Ellos ya sabían lo que opinaba respecto a ese tema. Desde que era una niña pequeña he pensado lo mismo. No estoy hecha para esas cosas. No sé. No tengo la más mínima idea de que hay que hacer en estos casos. ¿Cómo asumir algo así? Simplemente no puedo digerirlo. Se me ha hecho un nudo en la garganta y las lágrimas ya comienzan a descender por mi mejillas. Opino que es es demasiado temprano, solo tengo diecisiete años. Qué sabré yo de esto. Tenía razón, sabía que algo malo estaba pasando. ¿Porqué tuve que ser tan curiosa? ¿Porqué? Estoy muy decepcionada, no me esperaba algo así de mis propios padres. Pensé que ellos eran diferentes, pero no. Al fin y al cabo todos quieren dinero y están dispuestos a hacer lo que sea con tal de conseguirlo. Estoy prometida. Me han prometido con un estúpido patricio. Me caso en dos meses. 

diumenge, 12 de febrer del 2017

Septem IX

Papá y mamá están algo raros últimamente. Siempre están susurrándose cosas y cuando aparezco se callan. Me da la sensación de que me ocultan algo, sin embargo, no tengo ni la menor idea de que puede ser. Ellos nunca han tenido secretos conmigo, saben que soy muy responsable y que pueden confiar en mí para lo que sea. Estoy algo confusa y no voy a mentiros, tengo miedo. Sospecho que no puede ser nada bueno por la forma en la que me miran. Hasta los aldeanos me observaron extrañados el otro día cuando fui a comprar y comenzaron a cuchichear cosas entre ellos. Además de eso, me ha dado la sensación de que incluso mi hermano, aquel insoportable, me mira con una pizca de pena, como si sintiera eso por mi. Y yo que pensaba que Domitius no tenía sentimientos... al final va a ser verdad que muy en lo profundo de ese corazoncito existe algo. Basta Herennia, basta. No estamos para bromas, algo realmente serio está pasando aquí y debo averiguarlo sea como sea. Por mucho temor que le tenga, por mucho que escuchar la verdad me duela. Prometo que la próxima vez que vuelva a escribir será para relataros la verdad, la pura verdad. Esa que tanto anhelo conocer, esa que tanto se encargan de ocultarme.



   Herennia ❤

Septem VII


Ayer Domitius regresó sin previo aviso. Se llevó una buena reprimenda de papá. Nunca antes lo había visto tan enfadado, con sus ojos inyectados en sangre. Y al parecer, aquello también era nuevo para mi hermano, que algo confuso y cabizbajo se marchó a su habitación sin decir una sola palabra. ¡Por todos los dioses! ¿Que habría hecho aquel pedazo de sinvergüenza? Por más y más que intenté adivinarlo no encontré respuesta alguna a mi pregunta. Dos días atrás, antes de que Domitius volviera a aparecer, le entregué a mi padre la carta para Grattia. Ahora solo me queda esperar impaciente su respuesta, la cual sospecho que no tardará mucho en aparecer. Por cierto, ¡Ya comenzó el mes Februarius! Lo que quiere decir que... ¡Queda menos de un mes para mi cumpleaños! Tengo muchas ganas de que empiece a hacer calor y se vaya este frío invierno para poder volver a ir a la playa. Aun así, he de reconocer que en este invierno no está haciendo tanto frío como en años anteriores, cosa que agradezco puesto que soy realmente una persona muy pero que muy friolera. De momento todavía me queda soportar este tiempo durante tres o cuatro semanas más. Así que a esperar se ha dicho. 



                                                                                         Herennia❤

Septem V

Ayer por la tarde Domitius, mi hermano, se fue de casa y todavía no ha vuelto. No sabemos nada de él y mamá está preocupada. Papá le ha dicho que no le dé importancia, que seguro aparecerá de un momento a otro, sin embargo, ella no está tan segura. Se rumorea que fue visto en la playa junto a Vibius, uno de sus mejores amigos. Ese chico es incluso más insoportable que mi hermano. Aún así, estoy casi segura de que cuando menos nos lo esperemos Domitius regresará a casa con su típica mirada de "no me importa nadie" y su frialdad e indiferencia de siempre. Sí, estoy completamente segura de ello. Dejando de lado eso, todo por aquí sigue igual que de costumbre; papá sigue trabajando para el padre de Grattia y mamá continúa haciendo las tareas de casa. Hablando de Grattia... Llevo meses sin verla, aunque bueno, supongo que estará algo ocupada. Cuando acabe de escribir aquí todo aquello que tengo para decir, le escribiré una carta a ella y le diré a mi padre que se la entregue. Ya queda poco para las feriae de la Matronalia. Es una celebración muy típica que tiene lugar cada primero de marzo, en honor a Juno Lucina, la diosa del parto y de la maternidad, "la que trae a los niños a la luz". Y ese día es también mi cumpleaños. La asistencia a la fiesta es pública, pero no obligatoria. Se interrumpe el trabajo y el comercio, además de evitarse cualquier tipo de pelea. Las mujeres participan en los rituales del templo, y en casa reciben regalos de sus maridos e hijas. Y luego, por la tarde, se celebra mi nacimiento. ¡Tengo muchas ganas de que llegue el gran día!



     Herennia ❤